La visión profunda de la realidad se hace más perceptible que nunca en la poesía de Fernando Marín al introducirnos en su poemario ANIMA MUNDI, que abre una colección de ideas en las que la conciencia corresponde más a aquello que parece que aquello que es, dando un paso más allá de la percepción.
Para el autor, la poesía es una visión activa que crea lo que uno ve y nos hace comprender que la realidad sólo se descubre inventándola. Esta visión poética de las cosas nos hace ver con las palabras. Primero a través de un impulso y posteriormente a través de la fluidez mientras brota el poema.
Con esta tendencia poética el autor nos descubre grandes poemas, con un cargado tinte creacionista prefiriendo la imagen poética a la descripción y apostando por un mundo subjetivo en el que coinciden su libertad creativa y un lenguaje arriesgado con matices hacia una poesía original.
La estética de sus versos se mezcla con un punto de vista subjetivo e intimista del poeta que limita la realidad de lo exterior a la visión del mundo interior para romper los conceptos y volverlos a reconstruir poéticamente.