En ANIMA MUNDI III Fernando Marín continúa con su búsqueda de una humanidad desafiante que, lejos de estereotipos, encuentra su expresión más poética en la búsqueda de Hombre y su relación con Dios.

Zonas olvidadas en las que bucear a través de sus versos para hacer más vivo que nunca lo real, lo espontaneo, con unos poemas reflexivos que simbolizan lo dicho y lo no dicho en una paradoja de la vida pues la idea se ha hecho poema en la cabeza del poeta pero ya no le pertenece.  

El efecto es siempre el mismo. En el Hombre hay una dualidad que se manifiesta permanentemente en todos sus actos. Se trata de dos corrientes paralelas por los que transcurre la vida. Y el autor procura hacerlo en perfecto equilibrio buscando soluciones entre lo creado y lo vivido dentro del pensamiento.

La fuerte personalidad del poeta nos acerca a todo cuanto ocurre a su alrededor, pero sin poseerlo, con la intención de proyectar un mundo en constante movimiento palabra por palabra. Es entonces cuando hallaremos soluciones al eterno dilema de nuestra dualidad.